Nikté ga Kaze wo Hikimashita~ [más que libre~]

-N-nada...- le respondió, queriendo volver a escuchar esa voz y aquellos suaves gadeos que estaba arrandando de su cuerpo; se entretuvo una vez más en sus botones rosados, para luego bajar a por su pecho hasta su estomago.

Y había que imaginar que eso no sería lo más "intimo" que tendría que aplicarle al pequeño.

Asintió el pequeño, gimiendo un poco más debido a los delicados roces que sentía sobre su piel, especialmente en sus pezones, que se habían erguido más, arqueando un poco la espalda cuando esa mano bajó por su torso, culminando en su abdomen...

En cuanto el pequeño curvó su espalda de placer, Iván reaccionó; sacudió la cabeza un par de veces y terminó de aplicar la pomada sobre el pecho del menor.

-A-a... tengo que ponerte uno de estos, ¿da?- le indcó una caja donde estaban los supositorios, volviendo a enrojecer.

-¿En dónde... nii-chan...?-exclamó entre pausas, aún jadeando sonoramente, el placer sólo había provocado que su fiebre aumentase, y aunque no estaba plenamente consciente de lo que pasaba a su alrededor, inclusive su propio cuerpo, no le dio buena espina suponer en dónde iría eso-¿Dónde hay qué ponerlos...?-preguntó bajito, temblando un poco por la suposición...

-Oh, pues... son supositorios- le dijo avergonzado; sacando uno del empaque- re-realmente no sé por qué u-un medicamente pa-para la tos vendría así, pero...- dejó la frase en el aire, mientras una sensación recorría su espalda, su estomago y para su deleite o desgracia, también sus partes bajas; con un movimiento le indicó al pequeño que se bajara sus pantalones.

Miró el pequeño el empaque, aún con sus ojos entrecerrados, haciendo caso de las palabras de nii-chan, captando lo que decía. Bueno, al menos no iba a meterlos en su oído, como pensaba que así iba a ser.

Con un poco de torpeza logró bajarlos a la altura de las rodillas, tendiéndose de nuevo sobre la cama boca arriba, viéndome más que provocativo, dado su estado de debilidad. lo único malo era que no hizo el mismo procedimiento con su ropa interior, de donde sobresalía un delicado bulto, sin percatarse de ello al principio el menor.

-¿D-Dolerá mucho, nii-chan...?-susurró, llevando sus pequeños puños de nuevo hacia él, casi rozando sus comisuras-S-Sé delicado, nii-chan...-pidió con un ligero temblor, cerrando fuertemente sus ojos, esperando no llorar mucho...

-No; lo voy a tratar de meter con cuidado, ¿da?- incluso a él sus palabras le sonaron muy mal, pero de todas formas se inclinó hacia el pequeño; sin percatarse en un primer momento en el bulto de su ropa interior, comenzó a bajarla, dandose cuenta, luego de unos momentos, del "estado" del menor.

Su expresión avergonzada pasó de inmediato a una de curiosidad y lujuria; abrió un poco las piernas del menor, sin evitar pasar una de sus manos cerca de esa parte que estaba despertando en el menor.

-Uhm...-gimió, afirmando con un movimiento de su cabeza, permitiendo que nii-chan le quitase la ropa.

Tampoco se había dado cuenta de qué le "pasaba", hasta que notó que nii-chan miraba con insistencia "cierta" parte, y sintió un delicioso cosquilleo cuando éste deslizó su mano muy cerca de ahí.

Miró con un poco de temor, que terminó por intensificarse al ver "éso"; no tenía idea del porqué estaba así, por lo que miró a nii-chan mucho muy asombrado, temblando del miedo.

-N-Nii-chan... ¿q-qué me pasó...?-preguntó con miedo en sus palabras, ya que nunca en su vida había visto a su "amiguito" en ése estado, aunque no le molestaba en absoluto...

-Significa... ¿a Nikté le gusta?- preguntó volviendose extraña su sonrisa; discretamente lamió la punta de su dedo índice y la pasó alrededor de la entrada del pequeño; en parte para que no le doliera lo que iba a meter y en parte porque se le hacía muy excitante.

Apenas iba a asentir el pequeño, cuando un espasmo muy visible le recorrió toda la espina dorsal, arqueando su espalda ante los roces en su virginal trasero. Soltó un gemido, cerrando un poco más sus puños, haciendo obvio que sí le gustaba...

-S-Sí, nii-chan...-finalmente sus músculos respondieron, afirmando con la cabeza, pudiendo notar que cierta "zona" se ponía más firme...

-Entonces...- cortó la oración al tiempo que movía de nuevo sus dedos estimulando esa parte y poniendo su otra mano en el abdomen del pequeño, acariciando cada parte y dirigiendole miradas de deseo.

-¡Ah, nii-chan...!-jadeó y se movió con cuidado el niño, sintiendo más pulsaciones deliciosas recorrerle cada centímetro de piel. Sus mejillas se encendieron aún más, elevando la temperatura de su cuerpo, cerrando fuertemente sus ojos...

Sonrió por todas las sensaciones que le causaba al menor y siguió disfrutando el también de esa inocente mirada.

-Nikté debe de decirme cuando se sienta bien, ¿da?- comentó riendo y comenzando a meter la punta de su dedo por la pequeña entrada.

Asintió, mordiendo un poco la almohada, más por no saber cómo contener aquéllos jadeos que por otra cosa.

Su cuerpo se sentía anestesiado, por lo que casi no podía dolerse de la intromisión, deleitándose con ella a cada momento, sintiendo apenas un líquido escurrir entre sus piernas; no miró, simple y sencillamente hundió más su rostro en la almohada, jadeando sonoramente...

Sonrió al saber que no estaba causando tanto dolor, y metió un poco más su dedo, moviendolo en circulos por las paredes de la pequeña entrada, ahora pasando su mano por el sexo del chico, esperando, obviamente, el momento de poseér a ese ser que tan bien se le presentaba ante sus ojos.

Al fin, jadeos de dolor salieron del pequeño. Encogió un poco su cuerpo, pero trató de relajarse lo más que pudo, recibiendo a nii-chan con el mayor placer y tranquilidad que le fuese posible.

-Da... así, pequeño: relájate- le "recomendó" sin que su mueca, ciertamente pervertida se borrase de su rostro; estiró una mano para acariciarle su cabello tan bien, y es que esa convinación de ternura y sensualidad lo encendía de sobre manera, provocando que los movimientos de su mano fuesen algo más rápidos que hace unos segundos.

La mente del pequeño no pudo resistir mucho tiempo aquélla sensación tan placentera, ya que en cosa de minutos, un líquido viscoso y blanquecino manchó la entrepierna del menor, llegando a su abdomen y parte de su pecho; los jadeos profundos del niño le ayudaban a relajarse, y liberar un poco del intenso calor que se desbordaba por todo su delicado e infantil ser...

Al ver la reacción del niño, se apresuró a acercarse a él, para limpiar esa sustancia con la lengua, pasando desde la entrepierna del pequeño, hasta su estomago y pecho, quitando cualquier rastro del líquido blanco del cuerpo del menor, pero dejando que este escurriera por la comisura de sus labios.

-H-Hya...-dio pequeños gemidos al sentir aquélla lengua tan suave en su piel, mirando con turbación el cómo nii-chan limpiaba sus manchas, por lo que terminó excitándose de nuevo, y aunque se sentía cansado, una ola de placer le volvía a inundar cada centímetro de su pequeño cuerpo...

Cuando terminó de hacer eso, se acercó a los labios del pequeño, para darle un apasionado beso, sin dejar que sus manos se detuviesen de pasearse por la piel tostada del menor, inclinandose sobre él, para poder sentir que sus cuerpos estaban en contacto y rozando su entrepierna contra el trasero del menor.

Correspondió al beso mucho muy excitado ya, probando un poco de su esencia de los labios de nii-chan. Arqueó con ligereza su pequeño cuerpo, ya que le agradaban sobremanera aquellos roces en su entrada, aunado a las candentes caricias que le prodigaban sus manos expertas, sintiéndose sumamente satisfecho...

Le levantó las caderas con cuidado al niño, contemplando la pequeña entrada, sonriendo con lasividad; se llevó un par de dedos a la boca para humectarlos y con cuidado llevó uno a ese agujerito del pequeño.

-Relejate, ¿da?

Sintió la pesadez de su cuerpo al ser elevado por las caderas, pero no protestó, ni siquiera una sola queja manifestó. En cambio, miró un poco a nii-chan, completamente sonrojado pero sonriente también...

-¡Ah...! L-Lo haré, n-nii-chan...-exclamó, sintiendo la nueva intromisión, ya con menos dolor y mucho deleite...

Movió su dedo, dilatando la entrada, haciendo pequeños círculos y metiendolo cada vez más profundo; pronto a ese lo acompañaron otros dos, que se movían en diferentes direcciones y tocaban las paredes internas del infante, queriendo conocer en su totalidad aquella parte.